Querida Mamá:

Espera, dame unos minutos, no creo que tarde demasiado en escribirte esto aunque ya sabes eso que dicen por ahí: que se sabe cuando uno comienza pero no cuando acaba. Siempre me cuesta un mundo dedicarte unas palabras, no sabría decirte el motivo pero el caso es que se me hace tremendamente complicado soltarme y dejarme llevar, perderme y dejarte entrar en mi mundo inconexo de letras y pensamientos sumergidos.

2e85b68f245b722c46bf933313e8bd9a

A ver cómo empiezo…

Mamá. Cuatro letras, dos sílabas. Simple, sencilla, universal y, sin ninguna duda, la palabra más bonita que uno pueda imaginar, decir o soñar.

Ahora sí,

A ver cómo sigo…A ver cómo me enfrento a una página en blanco y un teclado deseando ser acariciado para definirte. No, no es exactamente eso lo que busco. Más bien trataré de poner palabras a esos sentimientos tan profundos, tan íntimos y tan puros que una madre puede despertar en un hijo.

Mamá.

El primero de ellos y ahora soy yo, como hija, la que se dirije a ti, como madre, es un sentimiento de gratitud eterno que jamás podrá ser medido ni calculado. Gracias es la palabra que elegiría por encima de todas. Gracias por cuidarme aún cuando no era consciente de lo que me esperaba, gracias por protegerme de todos los monstruos, gracias por curar mis heridas, gracias por cogerme de la mano en todo momento y no soltarme nunca, gracias por ser mi sombra y guiarme sin dejar que fuera yo misma la que descubriera sola el camino, gracias por alimentar mi cuerpo y mi alma, gracias por enseñarme a sanar mi ignorancia y mostrarme la parte buena y la no tan buena de este mundo, gracias por dedicar el tesoro más preciado que el ser humano posee, el tiempo, tu tiempo. Gracias por estar siempre y por ser…tú. Por ayer, por hoy y por mañana.

2f73996405f910e6beb56b755646481a

Después de esto, llega el turno del amor. Porque estarás de acuerdo conmigo en que un sentimiento de gratitud tan inmenso viene de la mano del amor más irracional y natural que pueda existir. Amor en mayúsculas. Sin máscaras. Sin poses. Amor de verdad. Ese que viene de serie desde el día en el que todo comienza, sin avisar ni preguntar, ese amor que no se explica, que se tiene, que no se mide, que se da, que no acaba…porque es para siempre e imposible de derrocar. Un amor que se confunde con un sentimiento de protección y admiración tan profundo e intenso que llega a rozar la veneración.

¿Me sigues?

Y después de esto,  después de esto ¿qué? ¿cómo seguir? ¿qué decir? Imposible, créeme. Imposible poner palabras a todo lo que en mi despiertas, inspiras, infundas y creas. Para que me entiendas, puedo decir que eres como ese rayo de sol en pleno invierno que te calienta el espíritu, ese libro que no quieres que acabe nunca porque en él te sientes en casa, esa noticia inesperada que te hace beberte la vida a sorbos un martes cualquiera en pijama, ese baile cuando nadie mira, esa carcajada en mitad del silencio, esas lágrimas de emoción que brotan sin que quieras disimularlas…

Y siempre, todo, parecerá nada. Porque nada será suficiente para definirte…mamá. Porque jamás estaré a la altura de escribir y reflejar en mis palabras todo lo que para mi significas. Porque siempre es complicado describir sentimientos, poner letra a los caprichos del alma. Porque siempre es mucho más difícil sentir que escribir, creéme.

864f6da1334a1d51970f8102d9a4c67e

Por esto, era por esto por lo que no me salían las palabras, porque hay cosas que no se pueden explicar. Y sé que no está bien que yo lo diga pero es así, no hay otro motivo oculto.

Por eso, perdón por no haberlo hecho antes. Espero que lo entiendas. Sé que lo harás.

Feliz día,

Mamá.

 

favicon

 

5 comentarios en “Querida Mamá:

Deja un comentario