Fin de semana al sol de enero, me haces feliz sin tú saberlo. De vino blanco en el bar de abajo. Porque siempre será el bar de abajo. De mañanas perezosas. De tartas de chocolate y palomitas a media tarde. De libros atrasados. Y de empezar uno con ganas. De discos de vinilo girando en el tocadiscos. De compras inesperadas. Fin de semana de conversaciones a media luz. Fin de semana de vestidos de terciopelo azul, nueva prenda de deseo. Y nueva obsesión, también, para qué negarlo.
De móviles apagados. De no fotos. De postureo inexistente. De oda a lo auténtico. Fin de semana de bailes en el salón. De ir despeinado por la vida. De andar descalzo. De pijamas de cuadros, calcetines de rayas y camisetas marineras. Todo junto o por separado, porque tú decides. Fin de semana de experimentos culinarios. Y de descubrimientos gastronómicos.
Fin de semana de platos de cuchara y de comer con las manos. De siestas nocturnas. Y amaneceres templados. De paseos sin rumbo pero con mucho sentido. De tiendas pequeñas llenas de encanto. De amigos. De ellos. De películas a cualquier hora. De cafés largos. Y de esperas cortas. Fin de semana de miradas perdidas que siempre encuentran con qué entretenerse. De juegos de mesa. Y de mesas revueltas. De mantas escocesas. Fin de semana de comprar flores. De cambios decorativos. De pensar en qué escribir. O escribir de lo que piensas. Fin de semana de verte.
De serie para dormir la siesta. Siesta. Fin de semana para volver a escuchar esta canción. Una nueva para nuestra lista. Nuestra y de nadie más. Gracias, desde aquí, por el descubrimiento. http://youtu.be/mHeK0Cwr9sg Fin de semana de guerras de almohadas. De trasnochar. O de madrugar, que me gusta mucho más. Fin de semana de campo, de leña, de batata asada. De librerías vacías. Fin de semana para seguir nuestra búsqueda de la mejor hamburguesa del mundo. O por lo menos de Madrid, con eso nos conformamos. Fin de semana de costumbres. De viejas aficiones. O de inventar alguna nueva. Fin de semana de aprender a jugar al pádel de una vez por todas. De no pasar frío. O de tiritar con gusto. Fin de semana de aperitivos largos que acaban siendo comidas. Fin de semana de pereza anhelada. De pan con mantequilla y azúcar. Y de terraza con estufa. Fin de semana de todo esto. Y de mucho más. De todo lo más que tu mente pueda imaginar. Son tres días, o dos y medio. Tú decides.
Precioso Bea!!! Porque los fines de semana son para todo eso!!! Feliz fin de semana. Un besote!
Me gustaMe gusta
¡Para todo eso y mucho más! Un beso
Me gustaMe gusta
Me ha encantado y la fotos geniales.
Sobretodo lo de Fin de semana «De móviles apagados. De no fotos. De postureo inexistente. De oda a lo auténtico.»
¡Qué razón tienes y qué falta hacen!
Un abrazo y lo comparto 🙂
http://twocentsinmypocket.com/
Me gustaMe gusta
Creo que últimamente vivimos (y actuamos) mucho para poder «subir fotos» y demostrar lo felices que somos, cuando los que son realmente felices no tienen que demostrar nada a nadie. Y ahí está lo bueno. Un abrazo y gracias por el comentario
Me gustaMe gusta
Me ha encantado! Como todo lo que escribes. Muack
Me gustaMe gusta
Muchas gracias y ¡feliz fin de semana!
Me gustaLe gusta a 1 persona